De aquella manera comenzaste a escribir finales. Tú, que nunca habías creído en ellos. De repente dejaste las comas y empezaste con los puntos. Como quien deja la hierba y se pasa a la cocaína. Siempre he creído que los finales generan adicción. Y se lo pusiste a nuestra historia, disfrazado de continuará, claro, una mentira piadosa grabada a pie de página: ''Espérame en la vereda, aunque sepas que no voy a volver.''
(Escrito el 24 de Junio, 2010)
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