Tenía el corazón amoratado. Le habían balanceado demasiadas veces y con demasiada brusquedad, y se había resbalado de su cavidad torácica en un centenar de ocasiones. Antes con una tirita le bastaba, pero ahora le dolía de una manera que asustaba. Sentía una tras otra cada punzada de electricidad que le atravesaba el pecho, notaba vendavales en sus tripas. Sordomuda, estaba con las manos agrietadas de tanto echar de menos y tormentas en los ojos, taladrada al suelo del baño. Rodeada de cachitos de fotografía y canciones que tiritaban de frío. Del techo llovían palabras absurdas y mojada se iba dejando morir. Me habría gustado tumbarme con ella en el hielo, apartarle el flequillo de la cara... Tal vez llevarle una tarrina de helado de chocolate. En ese momento me habría gustado decirle que solo era cuestión de tiempo, que no iba a necesitar un transplante, que su corazón era fuerte iba a sobrevivir a esa parada cardiaca, que se repetiria otras mil veces durante el resto de mi la vida...
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nayy, no dexis mai descriure ;)
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